Si las personas tuvieran la opción de reducir el riesgo de obesidad, depresión, hipertensión, muerte accidental y trastornos de pérdida de memoria sin tener que tomar una pastilla, ir al gimnasio o comer una hoja de col rizada, ¿la aprovecharían?
Desafortunadamente, para demasiados, la respuesta es no. Hoy en día, entre 50 millones y 70 millones de personas en los Estados Unidos sufren de malos hábitos de sueño que socavan el estado de alerta y podrían contribuir a una miríada de enfermedades crónicas mañana.
“Dormir insuficientemente es un problema de salud pública”, advierte el Centro Federal para el Control y la Prevención de Enfermedades, que cita el mayor riesgo de accidentes automovilísticos y en el lugar de trabajo, así como complicaciones a largo plazo planteadas por el hecho de no poder dormir bien por la noche.
El descanso suficiente es uno de los seis pilares de la salud del cerebro de la Iniciativa Cerebros Saludables, y puede ser un portal para otros hábitos saludables.
“Una persona que duerme lo suficiente es más probable que tenga la energía para estar activa y comprometida, y para llevar una dieta inteligente y otras opciones de estilo de vida”, dijo la Dra. Kate Zhong, Directora Senior de Investigación Clínica y Desarrollo del Centro para la Salud del Cerebro Lou Ruvo de la Clínica Cleveland.
“Encontramos que la falta de sueño es particularmente frecuente entre los cuidadores de quienes sufren pérdida de memoria y otras enfermedades a largo plazo”, dijo el Dr. Zhong, “y los alentamos a ser proactivos cuando se trata de asegurarse de que estén bien descansados”.
Desde el comienzo de la historia humana hasta la memoria viva de algunos de nosotros, la noche trajo una oscuridad impenetrable que señalaba al cuerpo que era hora de descansar. La tecnología de hoy nos brinda un flujo inagotable de información y entretenimiento que se entrega a través de las pantallas de los teléfonos celulares, computadoras y televisores.
Las investigaciones han indicado que la alta exposición a la luz artificial altera el ritmo circadiano que actúa como el reloj del sueño del cuerpo y que los usuarios asiduos de teléfonos celulares duermen menos en general y con un sueño profundo menos reparador.
Para contrarrestar esos efectos no es necesario volver a los candeleros y los gorros de dormir, pero es necesario comprender los desafíos actuales y la forma en que la ciencia médica sugiere abordarlos.
En el artículo “Lifestyle And Behavioral Treatments For Sleep Disorders (Estilo de vida y tratamientos conductuales para los trastornos del sueño)” la Clínica Cleveland brinda un panorama general de los enfoques de dormir lo suficiente. Entre sus recomendaciones:
- Entrenamiento para la relajación: La relajación muscular progresiva y las técnicas de respiración profunda pueden, con el tiempo, ayudar a algunas personas a lidiar con los trastornos del sueño.
- Terapia cognitiva: Comprender los procesos de pensamiento y los comportamientos que a menudo van de la mano con el insomnio puede ser clave para abordarlos.
- Higiene del sueño: Los hábitos y el medio ambiente juegan un papel clave en la determinación de la calidad del sueño de una noche.
Fuentes:
http://www.cdc.gov/features/dssleep/index.html#References