Si cuando está en la cocina planificando y preparando comidas nutritivas se siente como en casa, ¡felicitaciones! No solo está recargando combustible en su cuerpo; sino que está estimulando su cerebro con el tipo de entrenamiento que necesita para mantenerse saludable.
“Una comida nutritiva, casera, compartida con amigos o familiares, abarca tres de los seis pilares de la salud del cerebro”, dice Jeffrey Cummings, MD, ScD, Director del Centro para la Salud del Cerebro Lou Ruvo de la Clínica Cleveland. “Esta actividad familiar ejercita el cerebro, proporciona la nutrición que nuestros cuerpos anhelan y alienta la interacción social, que en su conjunto es fundamental para preservar la capacidad cognitiva”.
El Dr. Cummings señala que muchos de los procesos cerebrales involucrados en llevar la cena a la mesa se clasifican como funciones ejecutivas, que nos ayuda a planificar y controlar los pensamientos y acciones dirigidas en pos de una meta.
Él explica que “las funciones ejecutivas prueban nuestra capacidad para organizar, priorizar, mantener la concentración, resolver problemas, recuperar recuerdos y realizar tareas múltiples”. Se encuentran principalmente en las regiones prefrontales del lóbulo frontal del cerebro, con conexiones a otras regiones del cerebro.
Producir una cena festiva con todas sus guarniciones seguramente afectará el funcionamiento ejecutivo, pero las comidas a menor escala exigen habilidades equivalentes:
- formular un plan de comidas, tal vez investigando recetas en línea o en libros de cocina, lo obliga a anticipar y organizar.
- Factorizar los detalles en su planificación: su hermano odia las judías verdes, sirvió un plato italiano la última vez que vino, requiere que recuerde y resuelva los problemas mientras se esfuerza por diseñar un menú que haga felices a todos.
- Hacer una lista y comprar comestibles se basa en la memoria y la concentración. Si no tiene disponible todos los ingredientes que necesita, es posible que tenga que improvisar, lo que también beneficia al cerebro.
- El “multitasking” y la organización entran en juego a medida que prepara la comida para garantizar que todo lo que está sirviendo esté listo al mismo tiempo.
La función ejecutiva se aplica a otra dimensión: manejar la frustración y controlar las emociones. A pesar de sus mejores esfuerzos, es posible que tenga que recurrir a estos recursos cognitivos si la preparación de la comida sale mal o si la cena se arruina. No se desespere. ¡El Día de Acción de Gracias bajo presión es solo una señal más de un cerebro saludable!
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